martes, 19 de enero de 2010

Franz Von Fiambre

Franz Von Fiambre prendió su último cigarrillo de cebolla caramelizada y exclamando oh dios mío esto sabe cual nalga frita de papagayo!; y sin embargo ¿quién cómo cuándo cuánto loro calvo vietnamita jamás precocinado? Qué excepción. Definitivamente quizá, se dijo, y se lanzó por la ventana ALARMA ALARMA gritaron las vecinas QUE VIENEN LOS INDIOS sin piedad le tirotearon con ametralladoras de plástico rosa del entierro de la sardina. "No mirar abajo" le susurró un chirriante siseo semejante en modo alguno a la danza de los ocelos de un pavo real soviético (te denunciaré por plagio elíptico, le comunicó el rapsoda novísimo mediante un telegrama) no mirar abajo, decía, digo, que ya casi estamos casi cerca; et voilá aterrizó felizmente. Las viejas lo insultaron con avidez agitando los pequeños puños alegres de artritis pese a que una de ellas, cuando las demás no miraban, le guiñó varias veces varios ojos llenos de varices que en la imposible noche de Los Ángeles simularon el tic tac de un ramo de flores.
Franz Von Fiambre telefoneó a Fénix Ganzúa y le espetó "Lengua de cal" a lo cual Ganzúa respondió "¡No tengo miedo!". Al cabo de veinticuatro minutos se encontraron en un delirante casino giratorio de Las Vegas sólo que Fénix Ganzúa no era Fénix Ganzúa sino un señor como de plástico con las patas como patas de oso y las fauces como fauces de león.
-La tarifa es excesiva -musitó desinteresadamente el Señor Como De Plástico mientras ofrecía a Von Fiambre un pastel de manzana de tres kilómetros de espesor- ¿Fuma?
-Perlado -contestó Von Fiambre rastreando por ecolocación el bolsillo de su chaqueta en busca de unas tijeras. Tras cinco horas abandonó toda esperanza.
-No esperaba volver a verle -dijo el Señor Como De Plástico cuando el camarero le arrojó a la nariz un cóctel molotov. El Señor Como De Plástico aulló, se encaramó al piano, gritó
GREAT BALLS OF FIRE!
y regresó a su asiento.
-Como le iba diciendo -el Señor Como De Plástico se fundía sobre su cubata- la misión es COLLINS POCKET.
-¿El diccionario? -quiso saber Von Fiambre pero el Señor Como De Plástico era ya un gracioso y reluciente gnomo de cera en un jardín de una casa en algún lugar de Calasparra, en Minesota, en Nueva Zelanda.
"Hacía ya tiempo", pensó Von Fiambre, "que se veía venir".
El bar se esfumó bajo el cielo adolescente de Groenlandia. Von Fiambre escupió copiosamente. Tocó la armónica. Se calzó sus botas de piel de serpiente cuyas escamas relampagueaban como la sonrisa de Jelly Roll Morton. Montó de un salto sobre un gigantesco caballo de oro macizo de cien toneladas. Sacudió majestuoso el polvo a su pañuelo de franela fucsia. "Fucsia?" se dijo. Y espoleando ferozmente al équido partió hacia las verdes praderas de Kentucky.

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