miércoles, 27 de enero de 2010

BALBUCEA LA EMPERATRIZ

Ruptura del sello de tu sexo
bajo palio, entre bambalinas
donde una estela esprinta por el horizonte de sucesos
Pleno, rebosante el hartazgo.
Los lobos bailaban alrededor de un témpano
de paja, corteza y mimbre.
El instante decisivo marcaba el ritmo
del saltimbanqui de pelo acerado.
Te movías entre epístolas
por no ofrecer los dientes a la carnación.
Recuerdo que ocurría en el tejado del mundo,
donde las goteras de semen no dejaban conciliar
el sueño de la embriaguez.
Y entre las piernas de araña
se agitaban 8 llantos.
Uno por día de la semana.
Uno que guardé en la garganta.
***
Completar el puzzle de lo que fue
de lo que pudo ser y,
cuando se pierde una pieza,
de lo que no será.
Let it be ya murió ahogada
con pólvora en la médula espinal.
De manufactura fragil, tus zancos te elevaban
por encima del nivel de flotación.
Boqueaste y aún boqueas
cubierta de herrumbre.
Una mano que estrangula el aire invisible
de un gemido áspero y metálico
en tanto que la copa tintinea
cuando cae del colmillo amarillo.
Estabas envuelta en piel de cordero
bucólica y febril
hasta que tensaste la carne.
Arruinaste el convite.
***
En tu conciencia, nada más
Una línea continua
Marea baja
La ropa sin tender
Un tic tac que no se repite
Un eco emancipado
Punto, línea
Encefalograma plano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario